Maria Dueñas

Enséñame tu cuaderno 30 noviembre

ELLOS NO PIERDEN LOS PAPELES... Cada cuaderno encierra una historia, y cada historia tiene su letra. 


Con uno de esos rotuladores «que se deslizan» escribe María Dueñas (Puertollano, 1964) las novelas que suelen llevarla al top de los superventas. «Soy zurda -revela- y siempre me ha resultado más fácil escribir con rotuladores. Además, permiten resaltar mejor las cosas. Negros, de punta 0.7, hay unos que ahora compro por docenas: los Signature». La autora de El tiempo entre costuras, actualmente en gira con La templanza, permanece fiel a una costumbre que, según dicen los expertos en lenguaje coloquial, nos hace más listos. Con el ordenador a punto, María Dueñas escribe a mano. Da otra clave: Moleskine. Se ha comprado ya un par de estos cuadernos de color granate para tomar las notas de su próxima novela, sobre la que insiste en guardar silencio.
 
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LAS ESTRELLAS DE DUEÑAS
«Las novelas en sí las escribo a ordenador», advierte la superventas María Dueñas, que, en cambio, no puede prescindir del papel en su escritorio de trabajo, ni en el mundo exterior: «Cuando viajo a una ciudad, en cuanto veo una papelería, ¡me lanzo en plancha!».  Se decanta por las Moleskine, ese clásico impecable con fieles en todo el mundo, y por la papelería japonesa: «Me he traído unos cuantos cuadernos de mi último viaje allí». En el papel, María escribe campos léxicos, listas de menaje del siglo XIX, traza diagramas y flechas que van de un sitio a otro, y se divierte a menudo haciendo dibujitos. «A veces me distraigo -revela esta lectora de Los Cinco de Enid Blyton- y me encuentro dibujando una estrella enorme... ¡o una araña!».

 
Para La templanza, tercera novela de Dueñas, una historia que recupera el Jerez de las bodegas y nos lleva también a México y  a Cuba, la escritora se compró un cuaderno «precioso» con un mapa de México. Este de anillas, «porque son especialmente cómodos y se abren muy bien».

Así entramos de nuevo en los años del pupitre, el plumier, la Milan nata, escuadra y cartabón, envueltos en el tornado de cosas de la infancia que evoca una libreta de espiral.

Las de canutillo son libretas que todavía sigue usando Antonio Fraga, que escribió Xildas (un duende en Sushi Books) en un primer bloc. Luego pasó la historia a limpio en otro cuaderno y finalmente se sentó al ordenador para hacer la definitiva. ¿No será mucho escribir? «Non sei facelo doutro xeito -confiesa a YES-, pero xa vou axilizando un pouco...». Con un solo cuaderno se ha bastado para la que será su próxima obra, «xa rematada». Tomamos nota (¡a mano!): Una novela fantástica, juvenil, que editará Xerais en febrero sobre «unha cidade na que conviven dúas comunidades, unha dominante e outra dominada e na que unha rapaza descobre un mundo soterrado».

Pensad ahora una caja de zapatos, ese otro objeto fetiche con múltiples usos y posibilidades fantásticas. En una guarda Antonio Fraga todos sus cuadernos, llenos de subrayados, colores y tachones hechos a lápiz de madera. «É mellor, porque se pode borrar». Y lo mejor de algunas historias es que están dispuestas a cambiar, incluso a empezar de nuevo.

 

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Noticia publicada en: La Voz de Galicia
María Dueñas trae su templanza a la FIL 30 noviembre

La escritora española presenta el 30 de noviembre su libro

La escritora española María Dueñas presenta este lunes 30 de noviembre su libro "La templanza" a las 18:00 horas en el Salón 4 de la planta baja de Expo Guadalajara. Esta nueva novela es la tercera que escribe luego de los éxitos "El tiempo entre costuras" y "Misión olvido". En entrevista para esta casa editorial, la autora explica que el libro salió a la par en América Latina y Europa en marzo de este año y ha estado en constantes viajes de promoción.
 
 "Las reacciones de los lectores y los comentarios que me hacen son muy parecidos, eso me llama la atención", comenta sobre sus diversos públicos entre América y Europa. En "La templanza", la autora explora el universo de un hombre del siglo XIX, un personaje con subidas y bajadas, con éxitos y con derrotas, llamado "Mauro Larrea", pero siempre en busca de tiempos mejores, pero en sus andanzas entre México, Cuba y Jerez, -en España-, pronto encontrará un amor apasionado con "Soledad Montalvo".
 
 Las historias de María se suceden en tiempos de antaño, pero hay un paralelismo con la actualidad, ya que sus textos son consumidos y traducidos en el mundo y por ejemplo "El tiempo entre costuras" en 2012 se volvió un fenómeno apabullante cuando de las letras pasó al terreno televisivo con una serie que actualmente se consume en las plataformas digitales. "Es interesante casi mágico que una historia que hasta hace unos años estaba en mi mente hoy esté en dispositivos de todo el mundo con gente de todo tipo, es muy satisfactorio".
 
 De hecho "La templanza" está en pláticas para llevarse también a la televisión de la mano de Antena 3 como pasó con "El tiempo entre costuras".

"Estamos en ello, hay muchas ganas y estamos cerrando y viendo maneras", pero Dueñas comparte que no toma partido del casting, ni de cuestiones técnicas, sólo supervisa que siempre se respete la esencia de su texto.
 
 "Pero probablemente sería una coproducción internacional para que se filme en los escenarios que se suceden en la novela, por lo cual estaríamos en México reconstruyendo la época del gobierno de Benito Juárez y también la Cuba colonial".
 
 María no se ha planteado escribir guiones. "Mis novelas están con su alma de novela, me gusta que los lectores las disfruten como obras literarias y luego ya si tienen que tomar otro vuelo distinto, no seré yo que lo frene".

Noticia publicada en: Elinformador.com.mx
María Dueñas: 'Las bibliotecas han sido refugio para las personas que han sufrido la crisis' 23 noviembre

María Dueñas encabezó el pasado martes el acto organizado en el salón del antiguo casino de Ciudad Real, un encuentro con ciento de participantes en la actividad 'Tardes de Lectura', que organizó el Servicio Municipal de Bibliotecas. Con esta propuesta se puso el broche de oro al ciclo de actividades desarrolladas en la capital con motivo del Día de Biblioteca, que aunque se celebró el pasado 24 de octubre, dio lugar a un programa de largo recorrido en prácticamente todas las salas que forman parte del servicio. De esta forma, María Dueñas realizó su segunda visita a Ciudad Real en muy pocos días, puesto que el 12 de noviembre, en el acto de conmemoración del 25 aniversario de La Tribuna recibió el premio a la Cultura.

 

Regresó usted a Ciudad Real para participar en el acto de cierre de los actos del Día de la Biblioteca por parte del Servicio Municipal, en los tiempos que corren, ¿en qué medida la biblioteca sigue siendo un punto importante para un escritor?
Las bibliotecas me merecen el mayor respeto y la mayor admiración desde siempre. En los últimos tiempos precisamente, con una situación económica muy difícil, en los que el mundo editorial ha pegado un bajón importante, las bibliotecas para las personas que han sufrido la crisis han sido un refugio, han sido una opción para no quedarse fuera de la condición de lector por falta de recursos económicos. Además, las bibliotecas también han sufrido recortes, me consta, pero han luchado por mantenerse al frente con un buen nivel de servicios y tratando de tener los libros que eran imprescindibles para sus lectores.

 
¿Cómo son estos encuentros con los lectores en su caso?
Siempre son gratísimos. Los encuentros con los lectores a mí me producen una enorme satisfacción, porque me permiten ver cara a cara a aquellas personas a las que les gustan mis historias. Les percibo de forma concreta y dejan de ser algo genérico. El lector desentraña lo que ha sido capaz de leer dentro de tus libros. Percibo a unos lectores muy entregados, muy perseverantes, minuciosos, que se leen la obra con mucha dedicación y te la comentan, se establece un diálogo muy rico. Siempre han sido unos encuentros muy gratos y muy cálidos para mí.

 
Algo llamativo en los encuentros con lectores es que muchas veces surgen historias más o menos alternativas de la novela presentada. ¿A usted le han contado muchas de esas cuestiones paralelas a propósito de sus novelas?
A veces, sí. Tú te dedicas a escribir algo desde tu punto de vista, sin contar con que aquello puede tener una doble, una triple o una cuádruple lectura. Las interpretaciones son distintas. Hay lectores que lo reinterpretan, lo analizan desde cualquier ángulo. Recuerdo que hace unos años, en una reunión de clubes de lectura, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, dos señoras se enzarzaron en un discusión. Las dos eran modistas y una de ellas no estaba de acuerdo en que en El tiempo entre costuras la protagonista, Sira, hubiera sido capaz de coser un chaquetón a mano en una noche, y la otra le decía que sí. Se abrió un debate apasionado sobre algo periférico a la historia, el tiempo real que necesita una modista para hacer el acabado de la prenda. A mí me pareció, además de divertido, muy interesante porque muestra la manera en la cual el lector reinterpreta la historia, la comparte en su propia existencia, saca sus propias conclusiones y empieza así a ser partícipe de la reescritura de la historia.

 
A la hora de ponerse a escribir, ¿qué viene primero, la historia o los personajes? Lo digo porque le quedan unos personajes con mucha personalidad...
Al menos lo intento. Pero lo primero que hago en mis novelas es buscar el escenario. Mi punto de partido es el escenario siempre. Una vez que elijo, empiezo a andar en él, a cartografiarlo, a conocer el momento histórico y tratar los cimientos de una pequeña historia en la que, poco a poco, van naciendo los personajes y se va formando el argumento y las distintas tramas de un modo casi paralelo. Pero siempre van supeditados en su origen al escenario, aunque luego cada uno tenga su propio nombre y su desarrollo individual.

 
¿Cómo fue la reconstrucción de Tánger para El tiempo entre costuras? La ciudad internacional ya no existe y, evidentemente, no la conoció...
Fue apasionante, porque Tánger tiene una historia tan impresionante, tan rutilante… Era una sociedad totalmente cosmopolita, muy diferente de lo que podía esperar cualquier chica española de pueblo. Ahí había de todo, se mezclaban las cabeceras y los titulares de cinco periódicos en cinco lenguas a la vez; se cambiaba dinero y se publicaba la cotización del dólar, del marco alemán, de la peseta, de la libra esterlina, del franco francés. Había gente de todos los orígenes, y no sólo geográficos, sino sociales y culturales, con percepciones distintas, con aventuras dispares, era un Tánger internacional, cosmopolita, encantador, rico, del que ahora no queda prácticamente nada; pero es verdad que quedan muchísimos testimonios, algunos muy cercanos a ese tiempo. Yo lo reconstruí con todos los recursos que tenía a mi alcance, desde la documentación más ortodoxa, trabajos académicos, estudios históricos, prensa de la época, pero también tuve la suerte de encontrar testimonios directos. Una parte de la memoria de esos tiempos todavía está viva y con muchos de los que vivieron en aquel momento pude hablar de ello. Me contaron muchísimas anécdotas y muchísimos detalles. Al final, toda la labor de reconstrucción de aquel Marruecos de presencia europea fue fundamental.

 
¿Y el Jerez del siglo XIX (La Templanza) era una versión en pequeño de ese cosmopolitismo?
Me gustaría decir que sí, pero la realidad es otra. No son comparables. Tánger era una ciudad eminentemente internacional, que era en parte mora y en parte marroquí. Era una ciudad entera en la que vivían muchísimas nacionalidades, italianos, alemanes, británicos. En cambio Jerez era una ciudad plenamente española, en una Andalucía que no voy a decir que profunda, pero sí muy, muy española. Pero a través del comercio del vino descubrí que tenía una importante contacto económico con Inglaterra. Sin embargo, ese contacto era solamente con Gran Bretaña y la presencia de Europa en Jerez era absolutamente minoritaria. Era constante, pero muy escasa, no había esa sociedad multicultural que había en Tánger.

 
En todas su novelas, de un modo u otro, aparece la interacción entre las culturas española y anglosajona, ¿en qué medida el español entiende ese mundo anglo?
Eso viene porque yo soy profesora de inglés. He vivido en Estados Unidos, he tenido mucho contacto con el Museo Británico y me resulta muy familiar. A mí lo que me gusta es alfombrar esta relación, valorarla, contarla para quien no la conozca. Es parte de mi vida, de mi existencia.

 
¿Qué lecturas son las que le inocularon el veneno de escribir?
Me cuesta mucho trabajo hacer una lista. Yo he sido lectora siempre, pero soy poco mitómana. No tengo un libro o un autor de cabecera. He leído mucho, de varias autores, he leído literatura hispanoamericana y sigo variando mucho mis lecturas. Creo que todos me influyen porque la lectura es interesante, pero todo eso lo voy amasando con la idea de que te pueda servir para contar más historias. Pero no puedo dar uno, dos, tres o cinco nombres relevantes de los que diga que a partir de aquí yo quise ser escritora.

 
¿En qué medida las pequeñas historias de los personajes de ficción, como los que pueblan sus novelas, ayudan a comprender las claves de la gran historia?
Muchas veces esas pequeñas historias son más válidas para mostrar cómo fue algo en un momento determinado. Son historias muy concretas, muy precisas y muy bien enmarcadas en el tiempo y en el espacio y a partir de ahí es posible extrapolar y conocer la estampa en su más amplia dimensión, que de otra manera nos resulta difícil de comprender. A partir de ahí se puede buscar más información, ampliar datos.

 
Ya que antes hablábamos de escenarios, ¿sabe ya cuál será su próximo escenario?
Estoy barajando varias ideas para la próxima novela, pero de momento me las reservo.

 
¿Qué es para una persona que hace unos diez años estaba escribiendo en la intimidad haber entrado a formar parte del mundo literario e incluso tener una posición respetada en él?
La verdad es que cuando empecé a escribir no tenía ni la menor idea, no había tenido ninguna relación con el mundo editorial. Presenté el libro y firmé para una única novela. Después fui entrando un poco como en tromba, no fui alguien que fuese entrando pasito a pasito, lo mío fue de golpe. Ahora, con los autores con los que me reúno de vez en cuando hay una cierta sintonía, pero al final, cada uno hace su trabajo. Dentro de una relación cordial te vas viendo esporádicamente, en ferias, en encuentros… Te dedicas a lo que te tienes que dedicar en cada momento, a escribir, a hacer presentaciones y luego, te vuelves a encontrar otra vez, no te pasas todo el día viviendo con otros escritores, es algo mucho más disperso. Personalmente, creo que he tenido una buena acogida entre los que ya estaban dentro de ese mundillo literario, con una relación muy correcta y muy normal desde el principio. Cuando me toca estar dentro de la vida pública, porque hay un lanzamiento editorial, estoy y cuando cumplo con mis obligaciones, vuelvo a mi casa.

 
¿Qué opinión tiene de la crítica y los críticos?
Salvo un diez por ciento, en general, la crítica me ha tratado bien. La crítica, sea buena o mala, casi siempre es positiva cuando los críticos son profesionales y son serios, otra cosa es la crítica mal hecha. El que va con prejuicios no se va a molestar en intentar buscar lo que realmente es la obra. Hoy en día ya no es necesario estar en un medio para ejercer la crítica, se puede hacer en la red, en un blog y me he encontrado con críticas muy serias, muy meditadas, con un criterio muy profesional, que es lo que a mí me gusta ver.

Noticia publicada en: La Tribuna de Ciudad Real